martes, 21 de julio de 2015

Gigantes de Acero (Parte 1)

Fotografía 1. Ceiba, San Gil Santander. 2010
Pensando en escribir durante la presente semana hubo una serie de alternativas inspiradas en el archivo de imágenes que conservo. Sin embargo, al ver los árboles, recordé la magnificencia de esas estructuras sólidas, rígidas e imponentes, que la mejor alternativa fue dedicar algunas letras a los verdaderos Gigantes de Acero. En la imagen de la derecha pueden apreciar una ceiba (Ceiba pentandra L), ubicada en el parque Gallineral en San Gil, Santander; para quienes no la conocen, es un árbol majestuoso, de un vigor único y del cual cuelgan "las barbas de san pedro", como llaman a ese musgo que a veces parecieran sus ramas, pero que son simplemente unas parásitas que viven junto con la hermosa Ceiba de más de 30 metros.

Fotografía 2. Alcaparro, Gacheta, Cundinamarca. 2010.
Cuando iniciaba en las artes de la fotografía y con algo de orgullo enseñaba mis primeros trabajos, decían que era difícil tomar árboles completos, lo cual en teoría podría ser cierto si todo el tiempo se pretendiera mostrar el árbol con toda su estructura. Un ejemplo de ello es la fotografía 2, que muestra un Alcaparro ubicado en la vereda Tasajeras, de l municipio de Gacheta. La imagen corresponde a una planta de no más de 3 años, 2 metros de altura y una floración amarilla exuberante, que contrasta de manera cálida con el fondo de la pradera y los eucaliptos que resaltan el color de pétalos y sépalos. 

Fotografía 3. Amanecer Bogotá. 2011
Otra ventaja de los árboles es que, además de poder observarlos en el campo, también se pueden ver en la ciudad, a la derecha se ve un amanecer en Bogotá, donde la luminosidad hace que la forma de las plantas parezcan simples sombras con un tono lúgubre, resaltado por los tonos rojizos producidos por las primeras notas lumínicas del astro rey o del "mono" como se le dice de manera coloquial cuando aparece en las mañanas.

Fotografía 4. Gacheta, Cundinamarca, 2011.
La fotografía 4, es una toma hecha desde lo alto de la montaña con la aplicación del zoom óptico, que permite ver el primer plano de aparentemente un eucalipto (no estoy muy seguro); pero lo importante de esta imagen es la amplia profundidad de campo, debido a que se observa el árbol y al fondo el municipio de Gachetá. La toma fue realizada desde el "Alto de la Virgen", vereda Santa Bárbara, en Junín. El árbol tiene una altura de unos 15 metros, ramas vigorosas, nido tal vez de algunas aves y, con toda seguridad, un elemento del paisaje que da vivacidad y alegría al entorno.

Fotografía 6. San Vicente de Chucurí, Santander 2014
Las imágenes compartidas hasta el momento son ejemplo claro de belleza, exuberancia, verdocidad, contraste de formas y colores, que dan la sensación visual de alegría y calidez, pero lo que no se ha mencionado es que los árboles son de muchas formas fuentes de vida. Primero, son los encargados de limpiar el dióxido de carbono que producimos en exceso; segundo, ayudan a conservar el agua (además contienen el suelo mitigando derrumbes), pero la más importante de todas, o por lo menos la que me gusta más, es que son el albergue de muchas aves. La imagen 5 corresponde a un árbol plantado en la cordillera oriental. Cuando hice la toma me dijeron el nombre del árbol y el nombre del ave que construye ese nido que se ve como bolas colgadas de las ramas. La particularidad de esta enigmática ave es que el nido lo construye el macho, quien es el encargado de cuidar las crías, en tanto que la hembra busca los alimentos. (Para los nombres de las especies tendré que recurrir a mis amigos biólogos o forestales quienes con sus conocimientos de dendrología podrán ilustrarnos de mejor manera).

Fotografía 6. Jamundí Valle del Cauca. 2014.
La imagen 6 muestra con claridad el tema relacionado con las aves y la fuente de vida que representan los árboles; la planta es posiblemente un "mata ratón", el ave es una garza vigilante del entorno, lo que sí es seguro es que están ubicados en Jamundí, Valle del Cauca en inmediaciones de una plantación de arroz, propiedad de una comunidad afrocolombiana; comunidad que disputa con los ingenios azucareros los beneficios de tener o no tener el agua que esta planta ayuda a proteger, y que está asociada al ecosistema de la pequeña finca con un sin número de especies conformando un nicho ecológico.

Fotografía 7. Jardín Antioquia. 2014
Los árboles son fuente de vida porque permiten generar más vida, son tan buenos que cuando mueren de manera natural se convierten en el hábitat de otras muchas especies precursoras de la vida. La imagen tomada en Jardín, Municipio de Antioquia, corresponde a la quebrada "La Noreña" en la vereda Quebrada Bonita; allí este árbol feneció tras una tormenta eléctrica, convirtiéndose en la casa de musgos, hongos e insectos quienes aprovechan de una u otra forma los nutrientes que están a su disposición, mientras el tronco (fuste) termina de morir, con la ayuda de esos amigos antes mencionados.

Fotografía 8. Pino. Junín Cundinamarca
Desde que me gradué, en 1996, siempre he estado en medio de la discusión sobre lo malo que pueden ser el eucalipto y el pino, porque, según algunos, consumen más de 40 litros de agua por día y dañan la naturaleza. En el camino se encuentran fanáticos que no quieren ver estas plantas, resulta que no hay árbol malo, solo mal ubicado por quien lo siembra. Al establecer 1110 plantas de pino pátula o eucalipto por hectárea con toda seguridad el suelo, el ambiente y la vida se podrían deteriorar, pero si se elige que en una plantación  de nativas se incorporan algunos individuos de esas especies mal "satanizadas", seguramente los productores agropecuarios tendrán  fuentes alternativas de energía y no tendrán la necesidad de deforestar bosques nativos.

Hace algunos años, al calor de unas aguas, "pichas", de sabor algo amargo, se desarrollaba una discusión en la que se discernía sobre la importancia de plantar árboles o producir alimentos. El ingeniero forestal, conocido como el "gordo", aseguraba que la importancia de los árboles se remitía a que los seres humanos tuviésemos una fuente de papel para escribir; por lo contrario, mi argumento era que se debía sembrar más comida para garantizar la seguridad alimentaria de la población. Hoy en día, lejos de esas aguas, en medio de la sobriedad que me acompaña al escribir estas palabras, puedo decir que ninguno de los dos tenía la razón, ya que antes que tener papel o comida se debe pensar en el equilibrio de los ecosistemas, para que estos, de manera natural, nos ofrezcan servicios ambientales que nos garanticen agua y por ende las posibilidades de seguir alimentándonos, y de paso, poder contar con papel no solo para escribir.

Esta historia continuara . . .


Escrito y publicado por: @Abdul_Jimenez_p

domingo, 12 de julio de 2015

La Fruta

Un Ingeniero Agrónomo es un individuo que se dedica a trabajar para producir comida, que busca que sus conocimientos sean transmitidos a personas que, por los azares de la vida, no tuvieron la oportunidad de abrir sus mentes a un sin número de conocimientos, pero sobre todo a admirar la hermosura que de manera natural se encuentran en el campo; esas beldades que solo se pueden ver en las veredas, en las fincas, en las casas de campesinos que tiene la fortuna de poder disfrutar de algunos placeres que en las urbes son difíciles de admirar solo por el hecho de que en la ciudades todo se recibe listo y la mayoría de la veces sin saber de donde vienen.

Qué mejor forma de admirar las bellezas de la naturaleza, las bellezas espontaneas o las bellezas que salen como resultado del trabajo de muchas personas; que tener la oportunidad de capturar algunos momentos, o mejor algunas imágenes especiales en elementos fotosensibles para que después puedan ser admirados por otras personas que no tiene la posibilidad, bien sea porque no quieren o porque no pueden, verlos directamente. Por esta razón es que un agrónomo, que sea fanático de la fotografía, tiene la oportunidad de dar a conocer algunas de esas hermosas imágenes que se encuentra en el diario que hacer.

La primera imagen de esta publicación fue tomada en la vereda Salgado del municipio de Manta en Cundinamarca, cuando se iniciaban las correrías por este departamento. Es una fruta de calidad extraordinaria, de un rojo encendido; es ese rojo que describe Eduardo Caballero Calderón cuando se refiere al "trapo rojo" liberal. La primera sensación fue intentar quitar la fruta de la planta y tratar de engullirla, pero el ojo fotográfico llamó a sacar la pequeña cámara compacta Sony "DSC P42" e intentar capturar este momento al atardecer  de ese octubre de 2005. El defecto de la imagen es que para lograr los colores se utilizó el "flash" de la cámara, desconociendo para entonces la fotografía a baja velocidad que habría dado mejores resultados.



Imagen 1. Tomate de Árbol, Vereda Salgado, Manta Cundinamarca. 2004.
Esa pequeña cámara Sony apenas contaba con 4 megapixles, memoria de un 1 Giga, zoom 4x  óptico  y tenía recurso que no fueron utilizados por el desconocimiento de técnicas que podrían haber sido aprovechadas de mejor forma. Sin embargo, a pesar de no saber varias cosas, se lograron con un poco de suerte; fotografías interesantes de alguna manera. La imagen 2 corresponde al detalle de una plantación de durazno en el municipio de Subachoque, son de esos duraznos que saben a gloria, no como esos chilenos que tiene un color maravilloso pero al morderlos saben desabrido. A la izquierda se ven dos suculentos melocotones que, al mirar con cuidado, llama a imaginar varias formas (algunas no muy santas). El ápice junto a los duraznos corresponde a una rama de hojas con colores llamativos al ojo inexperto, pero cuando un agrónomo, con algo de experiencia, observa detenidamente, podrá decir con suficiencia que corresponde a una afectación causada posiblemente por un hongo conocido como Taphrina deformans Berk, azote de los productores de esta fruta (agrónomos chicaneros).


Imagen 2. Plantación de Durazno, Subachoque Cundiamarca. 2005
La provincia del Sumapaz se caracteriza por tener un clima excepcional, donde se producen frutales de clima frío moderado; entre los que se encuentran las primas hermanas: gulupa (a la izquierda) y granadilla (a la derecha). La imagen tres corresponde a flores de estas dos frutas y fueron tomadas en el municipio de Venecia, Cundinamarca, en el año 2013. Estas frutas tienen una particularidad que no puede ser plasmada en ningún recurso fotográfico, y es que además de su belleza natural, de la combinación de tonos pastel entre el lila, el amarillo y el blanco con visos verdosos; no se puede percibir el olor, que de manera maravillosa, expelen cuando se abren para ser polinizadas por alguna abeja o algún abejorro. Nada más placentero en la vida que visitar uno de estos dos cultivos cuando está en plena floración.

Imagen 3. Flores de Gulupa y Granadilla. Venecia Cundinamarca. 2013.
Cuando se oye mencionar "Blackberry", lo  primero que viene a la mente de la mayoría es ese primer teléfono celular que empezó a complicar la vida de los mortales: Pero, antes que asignar este nombre al teléfono, la palabra fue utilizada para calificar como "baya negra" a ese fruta que en latino américa se conoce como "Mora"; basta con mirar la imagen 4 para entender la razón de esta denominación.

Imagen 4. Mora. Silvania Cundinamarca. 2010
Cuando las personas van al fruver cada semana a comprar el mercado, se observan clientes escogiendo moras de color morado oscuro, brillantes y consistentes, pero como se dijo al inicio, eso es un placer que solo tiene los que trabajan cerca a los cultivos. ¡Qué sabroso!, pensar en un jugo de mora con un leve tono dulzón, frío, refrescante y, sobre todo, saludable; o simplemente tomar estas moras y ponerlas en medio de una taza con azúcar para luego llevarlas al paladar y así poder disfrutar de una combinación de sabores que explotan en las papilas gustativas, o simplemente ponerlas en la boca y disfrutar de la sacarosa natural de la fruta.

Solo como referencia final, y para causar cierta envidia, hay que mencionar que las frutas que sirvieron de modelo para este registro fotográfico fueron degustadas a plenitud después de haber hecho las imágenes: ¡Deliciosas!.




Escrito y Publicado @Abdul_Jimenez_p

domingo, 5 de julio de 2015

La Vieja Sara.

Gabriel García Marques escribió en su libro "Vivir para contarla" que, en una reunión con Rafael Escalona, este le contó que estaba componiendo una canción de la cual solo tenía las primeras estrofas; la nueva obra sería presentada en los carnavales de aquel año (tal vez 1952), pero el destino da vueltas inesperadas y la semana anterior al carnaval, compartió su arte con un "trovador de abarca y acordeón"(1). Esa misma semana Escalona cayó postrado en cama, víctima de una fiebre pertinaz que le impidió ir al festejo. Lo interesante de la historia es que el trovador casual terminó y  presentó la canción convirtiéndose en el mayor éxito de aquel carnaval.

La primera estrofa dice:

"Tengo que hacerle a la vieja Sara
Una visita que le ofrecí
pa´ que no diga de mí
que yo la tengo olvidada"

En 1991 Caracol Televisión presentó una serie basada en la vida de Rafa Escalona. 33 capítulos que se emitían los domingos en horas de la tarde cuando la vieja Sara nos hacía atender la pequeña miscelánea, esta serie quedo grabada en el corazón de jóvenes y viejos quienes seguíamos paso a paso cada suceso novelístico. Fue allí cuando por primera vez se escuchó esta canción que de una u otra manera siempre me ha transportado a la vida de las matronas que se encargan de parir, criar y sacar adelante a sus retoños pese a las dificultades que se presentan en la vida.

La vieja Sara, a quien empezamos a decirle de esta manera desde 1991, nació en el municipio de Chivata a 14 Kilómetros de Tunja por allá en 1940, cuando la violencia entre conservadores y liberales empezaba a hacer estragos en las comunidades campesinas, quienes eran manipulados por las dirigencias políticas que azuzaban a la guerra por el "trapo". Los conservadores, llenos de pánico por la violencia liberal; y los liberales, con el pánico de la violencia conservadora; y los lideres, felices en los cafés del centro de Bogotá discutiendo el destino del país, organizando el exterminio de unos y otros.

Asistió a tres años de escuela primaria a pesar del temor y el odio que causaban los golpes y las golpizas de la profesora, sin dejar de lado la envida inusitada que se generaba entre compañeros, todos igual de pobres y todos viviendo en las mismas veredas. Esa condición no fue única de esa zona; leyendo "Siervo Sin Tierra" de Eduardo Caballero Calderón, noté que era una condición que se presentaba en las comunidades que se peleaban por la pobreza.

Después de varios años de trabajo en el campo, de pasar las duras y las maduras, de luchar contra la inclemencias de la naturaleza, de tener pérdidas en los cultivares y de tratar de ayudar a la familia, llegó la hora de buscar mejores rumbos; fue así como el destino la trajo a Bogotá, acá conoció al señor Luis con quien en el 69 contrajo nupcias, compraron una casa lote por tan solo dieciocho mil pesos (en estos días le ofrecí $50.000 pero no me la quiso vender), y trajeron al mundo a tres hermosos angelitos.

Trabajó durante 24 años consecutivos en el Hospital San Juan de Dios, perteneció al sindicato, participó en protestas buscando los beneficios de una pensión y mejores salarios, finalmente se pensiono relativamente joven gracias a la lucha sindical; con su liquidación compro su máquina de coser "Pfaff" y se dedicó a terminar de criar a sus hijos que para entonces empezaban a acercarse a la adolescencia.

Algunas cosas no fueron fáciles, como el hecho de que para esa época no se contara con acueducto en la casa, que no hubiese suficiente transporte público para ir al trabajo, tener que dejar los hijos al cuidado de extraños (quienes no siempre fueron buenas personas), el muy bajo salario. Pero poco a poco las cosas fueron mejorando: llegó el agua a la casa, se compró el primer televisor y su equipo de sonido por si había que organizar alguna fiesta familiar, luego llegó la nevera y el teléfono, se visitaba de vez en cuando a la familia en Chivata y lo más importante, hubo algunos regaños (poquiticos), pero siempre hubo algo que comer y mucho pero mucho amor.

El pasado 6 de abril cumplió 75 añitos de juventud acumulada, tiene los achaques que no faltan con la edad, cumple con la "función social" de los abuelos (malcriar a los nietos) trasmite su experiencia, no se puede quedar quieta a pesar de que su rodilla no la deja casi mover, se volvió fanática del fútbol y de Millonarios por cuenta de su hijo mayor, quien la llevaba al estadio, cocina los mejores fríjoles ensopados que haya probado nunca, me cuida y aún se preocupa por mí.

La canción continúa y en otro aparte dice:

"La vieja Sara se está pensando 
que dentro e´ mi pecho cabe el olvido
deja que pasen los años 
que yo sigo siendo el mismo.

Un poco viejo me estoy poniendo 
será por los años que van pasando

Pero yo la quiero y la estimo
Porque yo sigo siendo el mismo"

La frase que nunca podré olvidar me la repitió desde que tengo memoria "mijo, estudie que es lo único que no le pueden robar", de alguna manera se la trasmito a mis hijas y ella me la repite para que yo se la diga a las niñas. 

Vieja Sara, gracias por guiar nuestro destino, gracias por obligar a hacer las tareas, gracias por enseñar de eso que llaman responsabilidad, gracias por tanto amor. Hoy soy profesional gracias a su tesón y a que me convenció de que era inteligente por tener dos coronillas.


(1) frase textual tomada de Vivir para Contarla de Gabriel García Marquez

Escrito y Publicado @Abdul_Jimenez_p