jueves, 7 de mayo de 2015

El Nombre del Servidor.

Fotografía: Catalina Jiménez Prieto,
                     Junín Cundinamarca, 2013.
La búsqueda en Internet y la verificación de información en la biblioteca respecto al significado de los nombres indicaron que "Abdul" es un nombre de origen árabe y su expresión original es "Abdu llah", que traducido al español es una aproximación a "servidor de Dios o el que sirve a Dios ". Entonces, ¿cómo es posible que un colombiano del común termine siendo un servidor de Dios por su nombre cuando su origen es lo más criollo que pueda imaginarse?, Padres Orgullosamente Boyacenses y mejor aun Orgullosamente campesinos.

La historia relatada tiene dos versiones: la primera se refiere a las aventuras presentadas en radionovelas del año 69, cuando la televisión en Colombia aún era un lujo para ricos; en esos emotivos relatos la segunda guerra mundial fue un tema que capturaba la atención de los jóvenes radio oyentes. Allí un antagónico judío, bajo el acento fungido de actores colombianos, prestaba sus servicios a la gestapo en contra de su propio pueblo, y posiblemente, bajo esa interpretación actoral criolla surgió el interés por nombrar a un nuevo servidor de Dios.

Una segunda versión se remite a los pasillos del mítico Hospital San Juan de Dios en Bogotá, cuando esta institución gozaba del prestigio de la sociedad y no del desprestigio de la ley 100 de 1993. En esta céntrica institución del país eran atendidas personalidades nacionales y extranjeras quienes acudían a los servicios médicos, es así como alguno de los muchos pacientes atendidos era de origen árabe y un digno servidor de Dios.

Tal vez ni el señor Luis ni la señora Sara entendían el significado de su elección, seguramente fue lo sonoro de la pronunciación, la fortaleza del personaje Judio-Aleman, el simple hecho de iniciar el modismo de poner nombres extranjeros a los hijos o tal vez el simple gusto por ese nombre, cualquiera que haya sido la razón es necesario agradecer al notario no haber cambiado la escritura por Obdulio, Abdel, Abel, Abedul, o cualquier otra modificación patronímica que seguramente sería la burla de algunos, pero sobre todo es importante agradecer por esa elección y más que eso por la motivación y la formación recibida.





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