lunes, 17 de agosto de 2015

Lucho luchó.

Imagen 1.  Lucho en el centro de 
Bogotá 1968.
A las 11:45 de la mañana entró esa llamada que, a pesar de las circunstancias, se sabía que debía llegar, pero que cualquiera se niega a que se haga realidad. Cuando por fin lograron comunicarse conmigo, la primera pregunta de la voz al otro lado de la línea fue “¿ya supo?”, bastó esta frase y la entrada de trece llamadas perdidas para comprender que el momento había sido mientras hablaba de Sistemas de Información Geográfica a los estudiante de primer semestre de cartografía en Fusagasugá. ¿Pero cómo se llegó a este momento?

Empezó el 26 de marzo de 1943, cuando el primer hijo varón de don Arquímedes y la señora Anita llegó al mundo. Un muchachito escuálido y chico, aterrizó en este planeta en la vereda San Pedro en Toca, Boyacá, con una infancia precedida de las dificultades propias de la guerra partidista en los años 40, de cuna liberal. No creo que haya entendido el significado hasta muchos años después de su nacimiento, es más, tal vez lo entendió cuando las necesidades de la familia y la influencia de vecinos, familiares y amigos los sentaron en la cruel realidad.

Criado bajo el yugo del machismo boyacense, se convirtió en el baluarte de la familia al ser él quien se preocupaba por llevar para la mazamorra de los hermanos, ocho, para ese entonces; trabajando desde los 10 años era el encargado de la familia, a pesar de la insistencia de quienes creían y decían: "quien trabaja es quien debe gozar los réditos del sacrificio", queriendo decir con esto, que lo ganado debería ser disfrutado solo para el beneficio personal y gastarse en algo como totumadas de "guarapo" por ejemplo.

Cuando completó 19 años de existencia, se montó en el negocio que daría una oportunidad a la familia: sembró 20 cargas de papa y obtuvieron un "30" (1), es decir, algo más de 600 cargas (1200 bultos), en términos coloquiales, dos camiones 600, o sea, un montón de comida, con tan mala suerte que, al llegar a la central de abastos, en la primera revisión, encontraron en el bulto de muestra una infestación de gusano. Conclusión, la papa no fue comprada y tuvo que ser arrojada al río Bogotá trayendo la quiebra a la familia y obligando a este muchacho a enlistarse en el ejército Nacional de Colombia, último refugio para los jóvenes campesinos en los años 60 y el primer peldaño de la migración de ellos a la gran ciudad.


Imagen 2. Soldado, Dragoneante Luis Miguel Jiménez
 Pineda. 1.964
Los soldados rasos son, como se ha dicho siempre, la carne de cañón en las guerras inventadas por los líderes de la república. Éstas dieron origen a las guerras no declaradas del sigo XX, algunas de las cuales aún perduran. Pues al señor Luis le tocó un combate contra uno de los bandoleros más temidos del año 63: Teófilo Rojas Varón, alias "Chispas", quien fue dado de baja el 22 de Enero de 1963, en la vereda Albania del municipio de Calarcá, Quindío (2). Tras varios días de persecución y muchas horas de combate. Relataba el señor Luis: "cuando nos mandaron a apoyar el operativo sabíamos que Chispas tenía unos dos bultos de intendencia (munición) y con ese armamento se defendió por más de dos días, hasta que por fin empezó a ceder y se logró el objetivo de los superiores", la leyenda transmitida dice que "Chispas" se enfrentó al ejercito con apenas un puñado de amigos bandoleros. Seguramente Lucho no figura en el registro de los soldados rasos (campesinos), quienes expusieron su vida en ese combate librado en Calarcá, pero él lo contaba como una hazaña y algo de esa risa nerviosa que da cuando uno recuerda el temor del pasado, ese gesto al recordarlo ahora me hace pensar y creer en esa historia como un hecho real.

Imagen 3. Señor Luis y la vieja Sara. 1969
en lo que hoy se conoce como el eje ambiental
carrera sexta con Jiménez
Lo principal en el ejercito era, además de sobrevivir, obtener una libreta de conducta impoluta que abriera las oportunidades laborales a los soldados retirados. Finalmente Lucho, como hijo de boyacenses que sabía obedecer, obtuvo la libreta deseada con la calificación de buena conducta. Ello le permitió los primeros empleos e iniciar una vida lejos de mamá (la señora Anita) y los hermanitos menores que, para entonces, eran su principal preocupación. 

Se casó en 1969,  a los 27 años de juventud. Consiguió empleo como operario en la empresa Cementos Samper en Bogotá, donde la inconformidad con el sistema y la influencia de la entonces República Democrática Alemana (R.D.A.), lo convirtieron en el eterno fiscal del sindicato, ayudó a concertar muchas huelgas y logró varios beneficios colectivos, resultado de esas huelgas. En 1985 los dueños de la empresa decidieron trasladar sus instalaciones al municipio de la Calera, en detrimento de los empleados e irrespetando todos los acuerdos logrados hasta la fecha. Los demás miembros del sindicato lograron negociar beneficios personales, mientras que Lucho, firme en sus convicciones, no logró ningún acuerdo colectivo. Hasta esa noche de marzo cuando dos matones le dijeron poniéndole un revolver en las sienes "o firma la liquidación, o no vuelve a ver a sus hijos, gran hijueputa!" (3), tras la humillación de tener que deponer sus convicciones políticas a cambio de su vida firmó la insignificante liquidación solo por mantener la unidad familiar.

Imagen 4. paseo en Familia. 10 de enero de 1970.
El bebe en los brazos de Lucho es el autor de este Blog.
De ahí en adelante la vida fue un poco más dura ya que las únicas opciones en Colombia para una persona de 40 y tantos años, y sin educación profesional, era aceptar cualquier trabajo que le permitieran sobrevivir y mantener de alguna manera a la familia. Pasó por la vigilancia de edificios en la empresa de un supuesto "amigo" quien lo explotaba de manera inmisericorde, hasta que por fin logró enfilarse en una empresa de construcción, donde trabajo hasta lograr la anhelada pensión a los 60 años, sobreviviente de dos graves accidentes de tránsito, el último en  1997 a raíz del cual su primera nieta lleva su nombre. 

Terco como la mayoría de los hombres boyacos de racamandaca, nunca pude convencerlo de que los sindicatos en Colombia son una farsa, ni que los gobernantes alternativos no eran más que demagogos manipuladores de masas,  ni mucho menos que Millonarios era mejor que Santafé. En los últimos años después de muchas peleas (verbales, claro), logré convencerlo de que estudiar no me haría un mal hijo, y a partir de ahí se convirtió en mi apoyo y logré demostrar que yo sería su apoyo hasta el final.

Cuando fui vendedor de tarjetas navideñas, me dio una lección de responsabilidad laboral; me regañó por el primer cigarrillo y después me regaño por el ultimo cigarrillo; festejó mi pubertad llevándome a un paseo a Flandes, Tolima; como buen machista, celebró mi primera novia; tomábamos cerveza de cuando en cuando, compraba cerveza para que yo pudiera tomar algunas "birras" los viernes de desparche, en los paseos de familia era cómplice con la consabida botella de ron y Coca-Cola, y el último regalo que me hizo, fue una Botella de whisky el 17 de diciembre de 2014. Y aún, a pesar de que se hace referencia a mucho licor, este no fue más que la excusa para algunos muy buenos momentos.

Finalmente la peor enemiga de los hombres, la predisposición genética y un leve descuido causó una enfermedad incurable que fue contenida y disipada después de 5 años. Pero un nuevo descuido en 2013 revivió la enfermedad, ésta esta vez con mayor agresividad. Se hicieron todas las terapias reglamentarias y algunas provenientes de la cultura y la tradición popular, Lucho luchó con fuerzas con el fin de intentar seguir en compañía de sus nietos y sus hijos por algunos años más, solo que el martirio del dolor, la ineficiencia de los servicios médicos y la acuciosa debilidad del cuerpo, lo llevaron a entregar las armas el 27 de abril de 2015 a las 11:27 de la mañana.

Imagen 5. Cumpleaños 69 de Lucho en compañía de tres de sus mujeres preferidas, las hermanas, 26 de marzo de 2012



Escrito y publicado por: @Abdul_Jimenez_p


(1) Unidad utilizada por los productores de papa para indicar que por cada unidad sembrada se multiplica por el factor del rendimiento.
(2) Relato biográfico la muerte de Teófilo Rojas Varón,  recuperado de: 
16 de Agosto de 2015.
(3) Palabras textuales relatadas por Lucho esa noche de marzo con lágrimas en los ojos.


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