jueves, 10 de diciembre de 2015

7 de diciembre.


Imagen 1. Encendiendo la luz. Abdul Jiménez P. 2015
La noche de las velitas es una tradición Católica que inició en 1854, cuando el Papa Pio IX preguntaba al pueblo sobre la aceptación dogmática de la Inmaculada Concepción, para entonces la respuesta dada por el pueblo fue en las vísperas mediante una camita por las calles con velas encendidas (1) y (2). Hoy en día, ésta celebración da inicio a las fiestas decembrinas y pareciera arraigada solo en Colombia, ya que no encontré referencia de otros lugares en el mundo donde se celebre dicha festividad, salvo lo que hacen los colombianos que viven en el exterior.

Imagen 2. La fogata. Abdul Jiménez P. 2015
Hace varios años era un evento en el cual se conseguían llantas viejas, madera, mucha pólvora, y se armaban unas fogatas monumentales sobre las cuales saltábamos cuando aún las llamas eran muy altas y a pesar de las imprudencias, nunca sufrimos ninguna quemadura, ni siquiera con los totes, los marranitos, ni las mechas, ni mucho menos con los volcanes. Años después cuando por fin pavimentaron las calles del barrio se perdió la hermosa tradición, todo para que no se dañara el asfalto.


Con el pasar de los años y la acumulación de experiencia, el 7 de diciembre se ha convertido en una celebración muy familiar; algunas veces muy simple, otras veces un poco más animada. La vieja Sara compra una botella de vino quinado, un paquete de galletas navideñas, muchas velas y se departe esperando iluminar el camino de la Virgen; pero lo más asombroso de este día es la forma como los niños, especialmente  mis hijas, disfrutan la noche, a tal punto que a veces se simula un fogata con papel, pero sin las imprudencias de antes; aunque en una oportunidad quemé la bota de mi pantalón mientras advertía los cuidados que se deben  tener. Es el colmo, lo que no me paso cuando era imprudente me paso cuando me había vuelto prudente.

Imagen 3. Gif  animado. Abdul Jiménez P. 2015
El plan original era en Junín, pero por avatares del destino la noche fue en Bogotá. Los ingredientes fueron una batea, leña, masmelos, salchichas y carne; la presencia de las 6 mujeres de mi vida y los dos sobrinos. A las 7 pm se prendieron 100 velas de colores que iluminaron el frente de la casa, un par de vinos quinados, las galletas y los buenos deseos. Después el arte de encender la madera y empezar el empalagamiento de comer malvaviscos  asados. Oscuridad total a pesar de las luces capitalinas, calor humano y calor del fuego: noche agradable. 

Imagen 4. Dibujando con luz. Abdul Jiménez P. 2015
El "bonus track" de la noche, o sea la ganancia adicional,  fue la posibilidad de tomar fotografías raras, o mejor, de poder dibujar con la luz, las imágenes tomadas a baja velocidad permiten explorar efectos que son difíciles de imaginar, las personas deben permanecer estáticas, pero para fotografiar elementos estáticos se debe mover la cámara y así dar efectos, que para mí, son interesantes. La muestra de ellos son las fotografías al lado de este párrafo, que no son más que la toma hecha a las brasas incandescentes de la fogata.


Imagen 5. Mosaico de 4 fotografias. Dibujando con luz. Abdul Jiménez P. 2015
(1) Referencia tomada de http://www.diocesisdecucuta.com/nuevoportal/index.php/presbiterio/15-dia-velitas.  Recuperado el 8 de diciembre de 2015

(2) Referencia tomada dehttp://panoramacultural.com.co/index.php?option=com_content&view=article&id=931:la-noche-de-las-velitas-y-su-significado&catid=6:otras-expresiones.  Recuperado el 8 de diciembre de 2015. 

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